Descansan los ojos en el verde del valle y se sosiegan las almas al lado de las aguas que bajan de la montaña. Por unos días cambié mis anchos horizontes por estos valles que encajonan a ríos y torrentes.
Y pude entender su lenguaje: me susurra el viento en las cumbre y me ensordece el torrente montano, comprendo el silbido de la marmota y la lengua occitana del Valle de Arán. Patrimonio natural, acerbo cultural que, más que separar, enriquece y une.
Atesoro en mi archivo imágenes del Valle, los bosques de pino negro que devuelven nubes de agua al cielo que descargó su lluvia, los mágicos hayedos, las cascadas y los transparentes lagos alpinos.
También atesoro dentro de mí los silencios, las caricias de la lluvia, el frío viento en la cara, olores de hierba fresca y los secretos del románico.
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Valle de Arán con el Aneto a la izquierda y la Madaleta en el centro |
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Azucena silvestre |
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Hayedo |
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Evaporación del bosque |
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Saut deth Pish (Salto del Pish) |
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Ojos del Judío (Uelhs deht Joeu) |
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Bassa d'Oles |
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Bosque |
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Lago glaciar en Colomèrs |
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Iglesia románica de Artíes |
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Tejados de pizarra |
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Fachada en Bausen con cruz de laurel en la puerta. |