Como espectador privilegiado de un espectáculo irrepetible y gratuito, quiero mostrar desde detrás de la cámara mi particular visión del maravilloso entorno que nos rodea y sostiene. Sirva este blog como un pequeño pago a la inmensidad donada y un humilde trabajo por su conservación.


As the privileged spectator of a unique and free performance, I'd like to show, from behind the camera, my particular vision of the wonderful environment that surrounds and sustains us. I hope this blog will serve as a small payment to the great natural gifts and as a humble work toward their conservation.



jueves, 29 de noviembre de 2018

Las golondrinas

          Sorprendida salió por la maltrecha puerta del cortijo abandonado y en su huida tocó mi frente con su ala. Me sedujo la levedad de sus plumas, la suave acaricia en mi piel. Después me maravilló su preciso vuelo, penetrando con pericia a través de la ventana de la habitación vieja donde anidaba.

Incluso en pleno invierno ya aparecen las golondrinas comunes volando entre las calles del pueblo. Son las primeras nidificantes en cruzar el estrecho y, aunque una golondrina no hace primavera, anuncian la próxima estación. Siempre ligadas al hombre construyen o reparan sus nidos en el interior de cortijos, casas, naves y "doblaos". Una taza construida con barro y paja que pegan a las paredes y forran con plumas.

El hombre del campo siempre las respetó sabiendo sin duda los beneficios que le aportan al cazar tantos insectos.  Según estudios ornitológicos una golondrina común caza unos 1.000 insectos al día, casi todos ellos al vuelo y cerca del suelo.



La otra especie de golondrina, la daúrica, es mucho más silvestre que la común. Prefiere covachas, abrigos rocosos, puentes o chozos de piedra abandonados. Al vuelo se parecen las dos especies, pero ésta tiene la cola bastante más larga y un bonito color dorado en la nuca y obispillo. Era una especie rara a principios del siglo XX pero ha proliferado mucho y ahora es fácil de observar sobre todo en Extremadura. Algo más tardía que la otra otra golondrina, no es raro verlas anidando hasta en septiembre.

  En el viejo chozo de piedra que sirvió de refugio al pastor hay un curioso nido en forma de media ánfora pegada en la cúpula. Escuchaba los gorjeos de la pareja de golondrinas daúricas dentro del pequeño y desconchado "bujío" mientras me acercaba a aquel cerro rodeado de rastrojos. Salieron por el ventanuco y revolotearon a mi alrededor. Entendí su mensaje y me alejé.

Siempre disfruto con el vuelo de las golondrinas mientras recuerdo aquella canción infantil que imitaba su cantar. También me viene a la memoria el famoso poema de Bécquer, aunque para mí que se trataban de aviones comunes.  Alfonsina Storni les dedicó uno de sus Poemas del Alma antes de que, como le cantó Mercedes Sosa, se fuera "por la blanda arena que lame el mar".






                                                         Golondrinas comunes






Golondrinas daúricas



domingo, 15 de abril de 2018

De nubes y árboles

          Aprovecho estos días de temporal para contemplar los cielos, embelesarme con las nubes que sobrevuelan los árboles en los campos de mi tierra.

          Nubes sombrías, de agua y vida, que llegan con los vientos ábregos... y pasan. Árboles-héroes durante décadas en pie, resistiendo vendavales, aportando al suelo caudal  y belleza a mi mirada.

          Campos mojados, siembras húmedas, dehesas fecundas. Mi vista se recrea también bajo matices de gris, a través del blanco y negro.